jueves, 24 de noviembre de 2011

EL FÚTBOL Y LOS NIÑOS ¿OBLIGACIÓN O DIVERSIÓN?

Los padres que fuerzan a sus hijos a jugar un deporte como el fútbol, producen que en un futuro estos niños puedan sentir rencores sobre ellos y odio a una disciplina deportiva.

 El furor y el vértigo por sacar nuevas súper estrellas en una disci­plina deportiva como el fútbol, conlleva a que niños y jóvenes sufran una determinada presión por parte de  sus padres, los cuales influyen negativamente en su crecimiento emocional y psicológico.
 Por eso hoy en día, una minoría de estos padres ejercen presión sobre sus hijos, debido a que tienen como objetivo que en un futuro sus hijos lleguen a ser jugadores profesionales en esta disciplina de resonancia mundial y así poder obtener un  rédito económico de ello. Este mecanismo se ve a flor de piel en las divisiones inferiores de las ligas argentinas. En cuanto el árbitro da la orden de mover el balón, comienzan los gritos, los insultos y los reproches de los pa­dres que se encuentran del otro lado del tejido. Para algunos, el fútbol infantil es una simple diversión, para otros una apuesta hacia el futuro.
 La vorágine de los medios y todo lo que rodea al fútbol (con­tratos de altísimo valor, merchandising y expectativas a futuro), determinaron que el ambiente del fútbol infantil cambie y deje de ser una herramienta de di­versión esencial y de formación personal, ya sea moral o deportiva. Esto sucedió por el cambio de mentalidad de todas las personas que rodean a este pequeño deportista en formación.
 El primer cambio se ve en la figura paterna ya que busca la posibilidad de salvarse eco­nómicamente a costillas del esfuerzo de su hijo que con escasa edad debe com­portarse como un deportista adulto. Este caso se observó en el jugador Eric Lamela cuando fue pretendido por el club Español de Barcelona, entidad que ofreció 120.000 dólares por el pase de este pequeño de doce años. Su padre estuvo de acuerdo con estas nego­ciaciones pero apareció la figura de la madre, la cual determinó que su hijo siga en el país.
 Para entender la mecánica deportiva de este mundo es necesario conocer a los entrenadores, padres y lo que piensan los chicos que son el eje fundamental de esta problemática.
  El fútbol infantil, según Diego Meirama, el coordinador de las inferiores del Club Fe­rrocarril Oeste, sirve para formar a la persona antes que al futbolista, porque según él, son muy pocos los que llegan y los demás deben dedicarse a otra actividad. Opiniones como estas chocan con las de algunos padres: Él lo hace porque le gusta, no­sotros no lo obligamos, pero se lo toma como un trabajo”, afirma Jorge Soto, papá de un chico de nueve años que se desempeña en las divisiones infantiles del club Racing de Bavio.
 En algunos clubes la rutina de entrenamiento deportivo que siguen es la siguiente: primero hacen la parte física, abdominales y flexiones de brazos. Luego practican fútbol y tras una hora de realizar esta actividad, los chicos que deseen comer algo, pueden sentarse a tomar la merienda que les brinda el club. Este esfuerzo que les obligan a hacer a los niños, en algunos casos se ve reflejado en las caras de ellos con gestos que denotan un cumulo de sensaciones y sentimien­tos, como cansancio y a su vez las ganas de participar y las ambiciones de competir al en­frentarse a un adversario.
 En investigaciones previas realizadas por la psicóloga infantil Analía Musarra, desme­nuzando los dichos de estos niños, encontró una veta de influencia de la presión ejercida por sus padres. Una de estas declaraciones es la del joven Joan que advierte: “Si me viene a ver un dirigente de un club más importante que el que estoy, voy a dar lo mejor sin que me importe si estoy jugando con un amigo”. Este es un pensamiento que según el análisis de la doctora no lo realizó por sí solo, sino que lo formó influido por el en­torno mediático y futbolístico que lo rodea, o podría ser la culpa también de sus padres.
 Además hay otras visiones, como la de Franco, un nene de diez años que sólo piensa en divertirse: “Vengo para jugar con mis amigos. Me gustaría llegar de grande, pero sólo pienso en pasarla bien”.
 Según una encuesta realizada en el club Ferrocarril Oeste, sobre 100 chicos entre 7 y 12 años, 63 ven al fútbol como una profesión y sólo 37 lo ven como un hobby. De los 63, hay 40 que sienten presión de parte de sus familias, los 23 restantes sienten que son apoyados por sus parientes. Los números hablan por sí solos de lo que ocurre con las jóvenes promesas del fútbol Argentino.

Cuatro torneos importantes de fútbol infantil

Son cuatro los torneos de gran importancia que se disputan el gran Buenos Aires y estos son la FAFI (Federación Amistad de Fútbol Infantil), FEFI (Federación Escuela de Fútbol Infantil), La Liga Metropolitana y el Torneo AFA. Los cuales buscan una nueva súper estrella.
 Para empezar, FAFI, se creó en marzo de 1978 con diez entidades fundadoras con Racing Club. En la actualidad el torneo se divide en 6 zonas de dieciocho equipos. Los clubes que participan en esta competencia son Ferro, Huracán, Racing y Platense, que están acompañados de otros clubes de barrio como La Paternal, Don Bosco y Caballito Juniors, entre otros.
 FEFI, es otro tipo de torneo en el que participan seis zonas de dieciséis equipos de la A a la F y también hay seis zonas por colores: blanca, bordo, celeste, oro, verde y violeta. Aquí ya vemos la distinción por categorías, lo cual acrecienta el espíritu de competencia entre los equipos que anhelan un ascenso.
  El Torneo de AFA, que depende directamente de la Asociación del Fútbol Argentino, existe hace veintisiete años y todos los años recibe un nombre distinto en honor a algún personaje ilustre.
 En tanto, La Liga Metropolitana es un campeonato paralelo al organizado por la AFA, en el cual, veintidós equipos participan por el título.
 En estos cuatro torneos de ligas infantiles se busca el tan ansiado jugador que rompa el molde y genere el surgimiento de un nuevo crack. Pero, muchas veces, estos campeonatos son los causantes de grandes frustraciones y disgustos para gran parte de los niños que se sienten presionados por sus padres y el entorno que los rodea.

martes, 15 de noviembre de 2011

Los padres en acción

El futbol infantil y sus manejos en la infancia

 
El fútbol infantil está lleno de matices que incluye, entre otras cosas, la diversión en toda su pureza por parte de los más pequeños que buscan en este deporte encontrar el punto de escape de lo cotidiano y reunirse con sus amigos del ambiente.
 El deporte en lo infantil se centra como objetivo no sólo adjudicar conocimientos futbolísticos sino también enseñar estrategias para poder moverse en el día a día de la vida social. Pero siempre aparece algún punto de discusión, de quiebre que no tiene que ver con ese orden.
 En este tema vemos el caso puntual de un chico llamado Brian, que juega en un club de la Liga Platense, además de ser parte de las inferiores del Club Independiente de Avellaneda, una de las instituciones más importantes de la Argentina.
 Este chico es uno de los baluartes más importantes de las inferiores del club de Avellaneda, y eso es un punto positivo y negativo a la vez. Al ser un gran jugador eso le vale un enorme reconocimiento de sus entrenadores y sus compañeros que partido a partido le demuestran su sorpresa por los dotes con los que cuenta este chico.
 La parte negativa de este tema es el manejo que lleva a cabo su padre a partir de sus buenas actuaciones, el chico juega en un club de la liga platense de inferior nivel que pelea año a año con Estudiantes y Gimnasia a pesar de las diferencias económicas. Esto se debe a la diferencia que marca Brian con su calidad de juego muy superior a lo acostumbrado en esa categoría. El padre, para permitir que el joven talento juegue en otro club además de Independiente, les pide determinadas sumas de dinero a los entrenadores y a los dirigentes del club platense.
 Así, de esta manera queda de lado el objetivo primordial de los clubes de futbol infantil de ordenar el crecimiento de los chicos relacionándolos con sus pares.  Termina resumiéndose en manejos económicos para el bienestar de los padres sin que los chicos se enteren de lo que pasa, con la complicidad de los que manejan el futbol, ensuciando la esencia del juego en sí mismo.

El ámbito en el futbol infantil

 
La formación de los niños/jóvenes se ve manchada por la presión psicológica que ejecutan los padres sobre sus propios hijos. Para comprender este mundo, es necesario realizar una categorización de los distintos sectores que rodean a las jóvenes promesas.
 En primer lugar se encuentran los entrenadores, los cuales se dividen en dos grupos: los resultadistas, que son los que priorizan el resultado por sobre la esencia misma de este deporte, que es ser un campo de interacción entre pares. Además, se caracterizan por dar órdenes elevando el volumen de la voz, y por el grado de nerviosismo que tienen cuando están dirigiendo al equipo en un partido. Y el otro grupo, son los entrenadores plena vocación formativa, los cuales basan el trabajo en el desarrollo de habilidades ligadas al futbol. Otro rasgo característico de esta clase de entrenadores, es que hacen participar a todos los niños sin importar el resultado, creando un ámbito de igualdad.
 En la rama de los padres, se vislumbran también dos grupos: los que buscan la salvación económica a costa de los logros alcanzados con el sacrificio de sus hijos. Los tratan como jugadores profesionales, ya que los ven como un capital a futuro. Y luego se encuentran los padres que solo ven al fútbol como un espacio lúdico, en donde sus hijos se pueden desarrollar de forma adecuada.
 Los psicólogos infantiles, proponen, en solución a esta problemática, que los padres les propongan a sus hijos una diversidad de actividades, no solo deportivas, sino también otras de índole artísticas, para que en un futuro tomen la mejor decisión, teniendo en cuenta un abanico de opciones.



Una mirada desde la psicología

  La licenciada en psicología Analía Musarra analiza algunas de las causas que llevan a los padres a ejercer una presión desmedida sobre los niños a la hora de jugar al fútbol.
  Analía toma el caso Maradona, donde un niño que vivía en condiciones de extrema pobreza, logó no solo ser una de las personas más conocidas del mundo sino alcanzar un bienestar económico y dice: “muchos padres quieren recrear este fenómeno con sus propios hijos, sin advertir que se necesita mucho más que enviar a sus hijos a aprender a jugar al fútbol”.
  También se refiere a la dimensión que tomó el fútbol a lo largo del tiempo. Una práctica que dejó de ser un deporte para disfrutar y se transformó en un negocio que mueve millones de dólares. “Este atractivo también es un factor determinante para algunos padres a la hora de elegir un deporte para sus hijos. En otros casos, que un niño juegue al fútbol significa para su padre la posibilidad de cumplir sus propios sueños o la oportunidad de reparar sus propias frustraciones. Todo niño es el representante narcisista de sus padres por lo que cada logro de aquél, implica mucha más satisfacción que una conquista propia”.
  Estos factores mencionados por la psicóloga son los que llevan a los padres a ejercer una presión, en ocasiones desmedida, hacia sus hijos en relación a la práctica del fútbol. En cuanto a ésto, la licenciada opina: “No advierten que la niñez es el tiempo de jugar, divertirse, recrear fantasías y los someten a horarios y exigencias sumamente severas. Creen que si su hijo triunfa, ellos podrán ‘salvarse’. Ejercen presiones, humillaciones, chantajes, sobre sujetos que se encuentran en situación de desventaja ya que por ser niños son vulnerables”, Y agrega que esto podría encuadrarse en lo que se conoce como maltrato emocional, lo que “invade todos los terrenos de la vida de un niño. Produce angustia e inseguridad. En todos los casos es devastador”.
  Desde la visión de los chicos, Analía dice que: “Para los niños es importante ver que sus padres enseñan con el ejemplo”. Y agrega: “Sería bueno que observen en ellos buena disposición para la convivencia, actitudes como aprender de los errores o la posibilidad de usar los recursos disponibles para resolver problemas pero si advierten que sólo son elogiados cuando logran un objetivo deportivo, creen que sólo ésto es importante para convertirse en un adulto aceptado. Por esto, cuando pierden un partido sienten desconsuelo y no logran procesar el hecho como parte de la dinámica de un deporte”.
  En cuanto a la familia, la psicóloga dice que éste es uno de los ámbitos donde más se ejerce el abuso de poder y que los padres suelen creer que sus intenciones son nobles pero pueden llegar a abusar sistemáticamente de los niños. Y agrega: “El hijo es la asignatura que todo padre hubiera querido aprobar, el que carga con todas las expectativas, ambiciones y deseos no realizados de sus progenitores. Tanto, que muchos llegan a imponer su propio ideal de perfección”.
  Para concluir, la licenciada menciona las consecuencias de ejercer presiones sobre los niños: “provocan desde una baja autoestima hasta patologías más importantes como trastornos de ansiedad, tics nerviosos, fatiga crónica, dificultades de aprendizaje, etc”.


Concepciones teóricas en el fútbol infantil

 
 En el fútbol infantil se pueden ver varios aspectos referidos a los conceptos teóricos de la cultura, entre los cuales se pueden remarcar la concepción estructural con sus cinco características referidas a los distintos aspectos que influyen en su desarrollo, y por otro lado los campos de interacción como factor que determina las posiciones en ese espacio y sus influencias.
 En cuanto al primer punto referido a la concepción estructural podemos empezar a remarcar los distintos puntos:
 En primer lugar el aspecto intencional está abocado a que las formas en que se dirigen los entrenadores, padres y las hinchadas de los chicos; son producciones construidas y ejercidas con un propósito marcado que se refiere a la presión y la búsqueda de que el chico se esfuerce al máximo de sus posibilidades para lograr la victoria, la cual es adjudicada como propia por los padres. Debe darse la comprensión de lo que uno quiere imponer.
 En segundo lugar está el aspecto convencional que remarca la interpretación que pueden llevar a cabo los chicos a la hora de jugar, mezclándose entre la sensación de repetidas presiones y la de un apoyo incondicional. Se refiere a la decodificación que pueden tener los niños que a veces no entienden el por qué de tanta presión sobre ellos.
 En tercer lugar aparece el aspecto estructural, que se basa en que el fútbol infantil presenta una estructura organizada que va desde los dirigentes, entrenadores y padres hasta llegar al fin de esa cadena que culmina en los que llevan a cabo la práctica, de los cuales se espera que en el día de mañana devuelvan con réditos esa preparación desde su infancia.
 El cuarto aspecto es el referencial, que hace mención a que todo lo que pasa en el fútbol infantil siempre termina representando algo más allá de lo que se ve. Ese continuo seguimiento de los padres hacia sus hijos no significa más que una búsqueda de salida de lo cotidiano en la mayoría de los casos y que generalmente utilizan ese espacio para descargarse de lo vivido en la semana.
 La quinta característica es el aspecto contextual,  que se refiere a que todo lo que pasa se expone aún más por el contexto en el que se da, ya que el fútbol infantil, se supone es el lugar destinado al escape de lo cotidiano por parte de los chicos y un lugar para que empiecen a relacionarse con otros de su misma edad.  Pero termina siendo un espacio en el que los más grandes que deberían ser los que impongan equilibrio en el medio, se descargan de todas sus presiones y recaen en los chicos, imponiéndoles metas que muchas veces terminan causándole una gran frustración desde una edad en la que no deberían sufrir esos malestares.
  En cuanto a los campos de interacción en el fútbol infantil, esto queda marcado en las distintas posiciones que ocupan en el desarrollo de los chicos tanto entrenadores como padres. Los primeros son los que los realizan la preparación física y deportiva, y los segundos, los que le imprimen una dosis de presión psicológica de la que no están conscientes de los daños que pueden causar en los chicos, haciendo que abandonen la práctica desde pequeños. De esta manera se aíslan de los grupos de convivencia, del cual forman parte junto a sus amigos. También se pierde el capital cultural referido a los conocimientos y las habilidades que podrían haber adquirido en ese espacio. Entonces la interacción en este campo se deja afuera y así queda de lado el objetivo primordial del fútbol infantil, el de reunir requisitos para ayudar a los chicos a desenvolverse con sus pares.