martes, 15 de noviembre de 2011

Una mirada desde la psicología

  La licenciada en psicología Analía Musarra analiza algunas de las causas que llevan a los padres a ejercer una presión desmedida sobre los niños a la hora de jugar al fútbol.
  Analía toma el caso Maradona, donde un niño que vivía en condiciones de extrema pobreza, logó no solo ser una de las personas más conocidas del mundo sino alcanzar un bienestar económico y dice: “muchos padres quieren recrear este fenómeno con sus propios hijos, sin advertir que se necesita mucho más que enviar a sus hijos a aprender a jugar al fútbol”.
  También se refiere a la dimensión que tomó el fútbol a lo largo del tiempo. Una práctica que dejó de ser un deporte para disfrutar y se transformó en un negocio que mueve millones de dólares. “Este atractivo también es un factor determinante para algunos padres a la hora de elegir un deporte para sus hijos. En otros casos, que un niño juegue al fútbol significa para su padre la posibilidad de cumplir sus propios sueños o la oportunidad de reparar sus propias frustraciones. Todo niño es el representante narcisista de sus padres por lo que cada logro de aquél, implica mucha más satisfacción que una conquista propia”.
  Estos factores mencionados por la psicóloga son los que llevan a los padres a ejercer una presión, en ocasiones desmedida, hacia sus hijos en relación a la práctica del fútbol. En cuanto a ésto, la licenciada opina: “No advierten que la niñez es el tiempo de jugar, divertirse, recrear fantasías y los someten a horarios y exigencias sumamente severas. Creen que si su hijo triunfa, ellos podrán ‘salvarse’. Ejercen presiones, humillaciones, chantajes, sobre sujetos que se encuentran en situación de desventaja ya que por ser niños son vulnerables”, Y agrega que esto podría encuadrarse en lo que se conoce como maltrato emocional, lo que “invade todos los terrenos de la vida de un niño. Produce angustia e inseguridad. En todos los casos es devastador”.
  Desde la visión de los chicos, Analía dice que: “Para los niños es importante ver que sus padres enseñan con el ejemplo”. Y agrega: “Sería bueno que observen en ellos buena disposición para la convivencia, actitudes como aprender de los errores o la posibilidad de usar los recursos disponibles para resolver problemas pero si advierten que sólo son elogiados cuando logran un objetivo deportivo, creen que sólo ésto es importante para convertirse en un adulto aceptado. Por esto, cuando pierden un partido sienten desconsuelo y no logran procesar el hecho como parte de la dinámica de un deporte”.
  En cuanto a la familia, la psicóloga dice que éste es uno de los ámbitos donde más se ejerce el abuso de poder y que los padres suelen creer que sus intenciones son nobles pero pueden llegar a abusar sistemáticamente de los niños. Y agrega: “El hijo es la asignatura que todo padre hubiera querido aprobar, el que carga con todas las expectativas, ambiciones y deseos no realizados de sus progenitores. Tanto, que muchos llegan a imponer su propio ideal de perfección”.
  Para concluir, la licenciada menciona las consecuencias de ejercer presiones sobre los niños: “provocan desde una baja autoestima hasta patologías más importantes como trastornos de ansiedad, tics nerviosos, fatiga crónica, dificultades de aprendizaje, etc”.


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